Los efectos del masaje infantil en la actividad cerebral de los recién nacidos prematuros

El nacimiento prematuro es una situación compleja resultante de la interacción de múltiples factores: genéticos y factores de riesgo biológicos y ambientales, que pueden contribuir a complicaciones neonatales y del correcto desarrollo neurológico del bebé. Uno de los principales objetivos de la atención del recién nacido prematuro es la de evitar la exposición a estímulos nocivos del medio ambiente que puedan ser potencialmente perjudiciales para su correcto desarrollo.
En numerosas ocasiones se ha estudiado la eficacia de los estímulos positivos en niños nacidos prematuramente. Concretamente un estudio publicado en 2002* concluyó que el la utilización de protocolos de Masaje Infantil (MI) con presión moderada en recién nacidos prematuros tenía un efecto positivo en el peso con un aumento que se situaba entre el 31% y el 49 % de promedio.

  • * Field, Tiffany. Preterm niño massage therapy studies: an American approach. Semin Neonatol 2002; 7: 487-494 doi: 10.1053/siny.2002.0153

 

Un reciente estudio* indica que el MI tiene también un efecto positivo en la actividad eléctrica del cerebro de los recién nacidos prematuros y prueba la hipótesis de que el masaje infantil determina cambios en la actividad espectral del electroencefalograma (EEG), un índice muy sensible de la maduración del cerebro en los recién nacidos prematuros.

  • * The effects of preterm niño massage donde brain electrical activity.
    Guzzetti A, DE Acunto MG, Carotenuto M, Berardi N, Bancale A, Biagioni E, Boldrini A, Ghirri P, Maffei L, funcione G.
    Dev Med Child neu. 2011 Sep; 53 Suppl 4:46-51. doi: 10.1111/j.1469-8749.2011.04065.x.

En este estudio participaron bebés nacidos prematuramente que fueron asignados aleatoriamente al grupo de masaje o al grupo de comparación. La intervención consistió en la atención estándar para los bebés del grupo de comparación y la atención estándar + masaje por el grupo de masaje.
El MI fue iniciado en los 10 días posteriores al nacimiento y se llevó a cabo en 12 sesiones realizadas durante las dos semanas posteriores. Los bebés fueron sometidos a un examen de EEG en la priemra y la cuarta semana, es decir, antes de iniciar las sesiones de masaje y al finalizarlas. Las sesiones se realizaban 3 veces al día en dos etapas de 5 días cada una, separadas por un intervalo de 2 días. Cada sesión de masaje se llevó a cabo aproximadamente 60 minutos antes de la alimentación, y al menos 2 horas después de la finalización de la estimulación previa. Cada sesión de tratamiento consistió en 10 minutos de estimulación táctil, seguido de 5 minutos de estimulación kinestésica. Durante la estimulación táctil, el bebé fue puesto boca abajo y se le practicó una presión moderada acariciando con los dedos de ambas manos. Se realizó el masaje en la cabeza, cuello, hombros, glúteos y ambas piernas y brazos. Para la fase de kinestésica, el bebé fue puesto en posición supina realizándose secuencias de movimientos pasivos de las extremidades en flexión / extensión.

Los resultados que se extrajeron fueron que entre las dos evaluaciones, los resultados de la modificación de energía espectral del EEG fue significativamente diferente para los dos grupos. Los autores del estudio interpretan estos resultados como que la intervención del MI afecta positivamente en la maduración de la actividad eléctrica del cerebro y favorece un proceso más similar a la observada en el útero, en recién nacidos a término.
Las conclusiones a que llegan los autores del estudio son que el aumento relativo de la energía espectral del EEG observado en los bebés que recibieron masaje es el efecto de un enriquecimiento postnatal debido a la estimulación multisensorial. Aún así, los mismos autores subrayan que esta conclusión no se puede generalizar a bebés prematuros de alto riesgo o para los bebés con daño cerebral congénito, ya que no fueron objeto de su observación, y por tanto, no se pueden sacar conclusiones de este estudio de las poblaciones de mayor riesgo.
Sin embargo, los autores concluyen que en recién nacidos prematuros de bajo riesgo, la terapia del MI favorece un proceso de maduración de la actividad eléctrica del cerebro similar a la observada (en el útero) en bebés nacidos a término, probablemente debida a que con esta técnica se ven atenuadas las diferencias entre el medio extra e intra-uterino.

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